Libertad de las pruebas

Los términos del pacto antiguo eran: Obedece y vivirás. “El hombre que los hiciere, vivirá en ellos” (Ezequiel 20:11; Levítico 18:5); pero “maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para cumplirlas.” Deuteronomio 27:26. El nuevo pacto se estableció sobre “mejores promesas,” la promesa del perdón de los pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón y ponerlo en armonía con los principios de la ley de Dios. “Este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y ... perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” Jeremías 31:33, 34. {PP54 389.1}

Recordando un poco en qué consistían los términos del antiguo pacto, donde el hombre debe obedecer para intentar ganarse la salvación por sus propios medios, nos aferramos a la bendición y la promesa del nuevo pacto que nos permite recibir la ley escrita en el corazón y vivir por ella. Comprendemos que el conocimiento del carácter de Dios es la ley escrita en el corazón, porque ella es una transcripción del carácter de Dios y de quién es él verdaderamente.

Todas estas promesas son maravillosas y nos llena de alegría saber que tenemos un Padre que nos ama; hasta que llega el momento de la prueba. Allí somos probados y sale a relucir lo que verdaderamente pensamos acerca de nuestro Padre. Recordamos además la historia de Job y cómo impacta esta terrible prueba en su corazón, para después ver lo que Job piensa manifiesto en lo que Job dice:

Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. Job 1:12

Para luego declarar:

Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. Job 1:21

Job triunfa desde el primer momento de la prueba porque declara justo a Dios desde el inicio. Podemos declarar que Dios es justo de acuerdo al concepto de justicia que tengamos, y en este caso Job justifica el carácter de Dios con lo mejor que tiene para dar, aunque hoy comprendemos cuál es el trasfondo verdadero de la historia de Job y cuáles eran los detalles que Job no entendía de lo que estaba sucediendo en lo invisible.

Es interesante notar que aún así, en ningún momento de la historia (y quizá en ningún momento de su vida) se le aclara a Job lo que sucedió, ni las circunstancias que lo llevaron a su miseria, ni los reclamos que Satanás había hecho acerca de él, ni de quién vino la destrucción verdaderamente. Y a pesar de que Job se justifica a sí mismo constantemente y niega haber pecado (Cuando sabemos que no hay justo, ni aún uno), es más justo a la vista de Dios porque sus amigos estaban empecinados en condenar (lo opuesto de justificar) a Job porque "algo debió haber hecho". Aunque eso podía llegar a ser verdad, no somos llamados a la condenación. Eventualmente Job tiene que interceder por ellos en oración. Por sí mismos no podían dirigirse al Padre, porque la declaración de justicia de Job gritaba más fuerte que la vibración de sus voces cargadas de sangre, castigo y condenación. Consideramos esta cita de Ellet Waggoner:

El carácter de Dios está ahora en juicio. El acusador de los hermanos es, sobre todo, el acusador de Dios. Es un mentiroso desde el principio, y en su primera mentira en la tierra dio falso testimonio contra Dios. Hablando de manera insinuante, dijo a la mujer: "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?". Su pregunta implicaba una acusación de poder arbitrario, de tiranía, y estaba calculada para despertar insatisfacción y desconfianza en la mente de la mujer. Ella respondió: "Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en medio del jardín ha dicho Dios: No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis". "No moriréis", fue la pronta respuesta. En esta tentación. El poder de Dios fue presentado como arbitrario. Se le representó como si mantuviera al hombre en la ignorancia, para que no asumiera algunas de las prerrogativas que le pertenecen. La insinuación es la forma más cruel en que se puede hacer una acusación. E incluso desde entonces, esta acusación se ha levantado contra Dios. Dice el escéptico: Si Dios tiene todo el poder, ¿por qué permite que la gente sufra? ¿Por qué permite el pecado? Y así el carácter de Dios es continuamente cuestionado. {6 de marzo de 1897 EJW, GCDB 54.5}

¿Por qué los amigos de Job hacen esto? Bien, de acuerdo a los términos del antiguo pacto, "obedece y vivirás" la manera de cerrar las brechas era colocándose bajo los términos de la ley y obedeciendo.

Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Deuteronomio 7:12-13

Hemos remarcado en muchas ocasiones que con nuestra comprensión del antiguo pacto, guardar quiere decir obedecer, y cuando simplemente 'obedecemos' sin entender cómo Dios escribe la ley en el corazón, lo hacemos con nuestros propios esfuerzos, y una y otra vez fallamos constantemente, y necesitamos ir a Cristo suplicando la transformación.

Entonces se da el proceso de reconciliación. Nos acercamos a Cristo y él nos enseña cómo es el Padre, conocemos su carácter y se hace manifiesto para nosotros su gran amor, y finalmente al conocerlo podemos ser transformados a su imagen. Toda la lucha entre el bien y el mal, el conflicto, se reduce a finalmente qué diremos acerca de el Padre y su Hijo; si son inocentes o culpables, si tienen mancha o están limpios, si son asesinos o son la fuente de la vida para todo el universo, si de una fuente puede salir agua dulce o amarga.

Luego del proceso de reconciliación, entonces, podemos parecernos más a Cristo, solamente si reconocemos que no somos parecidos a él es que él puede hacer la transformación, y nos preguntamos ¿por qué es necesario reconocerlo?

La historia de Job, su confesión final tiene una declaración interesante:

¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?

Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;

Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.

Oye, te ruego, y hablaré;

Te preguntaré, y tú me enseñarás.

De oídas te había oído;

Mas ahora mis ojos te ven.

Por tanto me aborrezco,

Y me arrepiento en polvo y ceniza.

Job 42:3-6

Job necesita admitir que no sabe, que no conoce, y a quien no conoce es a Dios. Por eso declara que Dios es quien le quitó todo, aunque lo justifica y a los ojos de Dios, ser justificado resuelve el tema del gran conflicto en que se halla el universo. Job triunfa cuando declara que Dios es justo con todo en contra. Pero él necesita admitirlo. ¿Cuánto pudo haber durado la prueba de Job? ¿El tiempo que tardamos en leer el libro completo de corrido? ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Siete años? No tenemos idea. El versículo 7:3 parece sugerir que fueron meses, al menos hasta el momento que Job dice eso... Podemos hacer suposiciones y conjeturas pero nunca lo sabremos realmente, lo que sí sabemos es que la victoria sobre la tentación del enemigo está asegurada cuando Job declara a Dios justo, y la prueba se termina cuando Job reconoce que no conoce a Dios lo suficiente. Esta no es una declaración acerca de Dios, sino una declaración acerca de uno mismo en su relación con Dios.

Ahora, yo podría tomar esta fórmula y decir "la próxima prueba que me llegue, voy a declarar a Dios justo y voy a reconocer que no conozco su carácter lo suficiente" y entonces anulo el proceso para no tener que pasar por él, pero esto sería algo necio de hacer. Podemos declarar a Dios justo en cualquier momento sin tener completo conocimiento de lo que está sucediendo, aunque no sepamos el mecanismo de las brechas y no conozcamos el carácter de Dios como lo conocemos en este tiempo. Pero lo que el proceso revela es lo que no sabíamos acerca de Dios. El proceso es para eso y para que al final podamos admitir y confesar como en el caso de Job.

Veamos el caso de Pedro. En múltiples ocasiones él declara que Jesús es el Hijo de Dios y lo justifica en su misma presencia humana, frente a los demás discípulos y ante los oídos de los ángeles.

Primero reconoce su indignidad, pero eso lo lleva a querer apartarse de Jesús, todavía necesita conocer mejor a Jesús para poder confesarlo y aún así querer permanecer en su presencia. En primera instancia dice

Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Lucas 5:8

Pedro reconoce a Jesús como su Señor, pero a su vez esto no le permite estar cerca de él, prefiere alejarse ante su propia indignidad. Esto es normal y es algo que debemos reconocer y que quizá ya lo hayamos hecho en nuestra vida. Es una señal de que el espíritu de Jesús está obrando en nosotros. Más adelante, por el camino con Jesús, conociéndolo un poco mejor, Pedro ya no quiere apartarse de Jesús aún habiendo reconocido lo que él mismo es, porque comprobó que Jesús nunca quiso condenarlo:

Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Juan 6:67-69

Y en otra ocasión

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Mateo 16:16-17

Esto es maravilloso, la vida de Pedro está siendo transformada y puede reconocer a Jesús. Pero no se conoce a sí mismo y esto es un gran obstáculo que le traerá mucha amargura, porque se enorgullece de sí mismo en lugar de decir "Señor, es cierto, no puedo confiar en mi propia carne, necesito entregarte esto".

Pedro declaró: "Aunque todos te abandonen, yo jamás te abandonaré". Jesús respondió: "Te digo la verdad, Pedro: esta misma noche, antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces". Mateo 26:33-34 [NTV]

Pedro está rebosante de su propio orgullo y no tiene ni idea. Jesús no le indica que Pedro lo negaría para remarcarle su error, porque ese error no existía, aún no lo había cometido. Jesús le presenta su propio destino para darle una posibilidad de conocer esa versión de sí mismo que aún debe salir afuera y pueda entregársela a Jesús. Pero estaba ciego, como todos nosotros lo estamos, por eso se nos advierte.

Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Apocalipsis 3:17-18

Necesitamos entregarlo. Necesitamos entregar el hecho de que no sabemos lo que somos, que no nos conocemos a nosotros mismos. En el mismo momento que confiamos en nosotros mismos para decir "yo no soy eso", "esto no me afecta", "esta influencia no me domina", "yo sé quien soy realmente", estamos poniéndonos a nosotros mismos un palo en las ruedas. Al enemigo le encanta burlarse de nosotros en nuestra propia cara. Él anhela vernos caer, sufrir para luego levantarnos sin ayuda y apuntar a Dios como mentiroso e indiferente. Necesitamos aprendewr del caso de Job y del caso de Pedro. Las escrituras advierten:

 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jeremías 17:9

Dios está esperando que nos acerquemos a él, confesemos y entreguemos lo que sea necesario. Esto es parte del nuevo pacto, porque es Dios respetando nuestra libertad de aferrarnos o renunciar a aquello que él nos enseña que es bueno o malo al escribir su ley en nuestro corazón. El que calla, otorga. Recordemos que toda transacción en esta tierra en relación con el cielo tiene dos partes, la parte de Dios y la parte del hombre. Si no fuera así, sería una violación de la libertad. Puedo orar pidiendo, o "reclamando" una bendición del cielo. Es cierto, debemos aferrarnos a las promesas y reclamarlas, pero no con la intención de forzar a Dios a darnosla, porque eso sería una violación de su libertad, y Él no viola la libertad de nadie.

Dios puede bendecirme abundantemente y llenarme de bendiciones físicas y espirituales, pero no va a darme nada que no le haya pedido, por eso la importancia de pedir e insistir para que eso fortalezca nuestra fe. Si no pido lo que necesito, y Dios desea bendecirme de todos modos, eso sería una violación de mi libertad, y el enemigo está constantemente recavando evidencias de donde sea con tal de demostrar que Dios es injusto y actúa por la fuerza, porque ese fue su planteo al comienzo.

Toda confesión debe ser asentada declarándola en voz alta, que sea audible por testigos espirituales, tanto los ángeles de Dios que registran nuestras palabras para asegurarnos la evidencia en favor nuestro y las bendiciones, como los ángeles malignos que deben ser apartados de nuestro lado cuando confesamos ante Dios, deben oírnos, porque cuando hay testigos, en un juicio, hay evidencia, y sin esa evidencia, el enemigo puede reclamar lo que sea acerca de nosotros. Él puede asegurar "¡Él nunca se arrepintió por esto o aquello, así que sigue bajo mi dominio!", "¡Él no admite que necesita entregar esa conducta errónea, si no está dispuesto a reconocerla, seguiré condenándolo por eso hasta que se sienta indigno!". No podemos ser escasos en esto, necesitamos declarar en voz alta, reclamar las promesas, declarar la justicia de Dios, arrepentirnos de lo que hemos hecho erróneamente contrario a lo que Jesús haría, renunciar a las mentiras de Satanás, y todo lo que implique reconocer que no sabemos lo que creemos saber y reconocer la constante justicia de Dios en medio de toda nuestra ignorancia. Mientras no hagamos esto, nuestro propio orgullo nos dominará y destruirá nuestra imagen de Dios, hasta que no querramos saber nada con él.

Por eso se nos insta a probar todas las cosas, a través de la biblia, es la única palabra que no cambia, porque nuestras ideas, conceptos, suposiciones, fortalezas y debilidades cambian constantemente. Lo que nos parece, lo que sentimos, lo que creemos, necesita ser comprobado por las escrituras una, y otra, y otra, y otra vez...

Un punto más acerca del sufrimiento de Job:

Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. Job 2:7-8

Satanás tiene el poder de hacer esto en este caso, y si le hizo sentir a Job cosas horribles que lo hicieron hacer declaraciones tan profundas acerca del sufrimiento del hombre, ¿no podrá hacer lo opuesto también, haciéndonos sentir cosas agradables para convencernos de sus palabras mentirosas? Notemos algunos puntos interesantes de la tentación de Jesús:

Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está... Mateo 4:5-6

Satanás mismo le dice lo que está escrito en la Biblia a Jesús para convencerlo de tentar a Dios, con el propósito de, a través de sus propias obras, demostrar que sí es el Hijo de Dios. Y la propuesta final de Satanás es la siguiente:

Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Mateo 4:8-9

Si todavía quedan dudas de lo que pretenderá ofrecer para intentar desviarnos incluso en el punto más pequeño acerca de quien es Dios verdaderamente, o de lo que proveerá para fortalecer nuestra confianza en nosotros mismos, veamos esto:

[...] Allí contemplé a Jesús, el gran Sumo sacerdote, de pie delante del Padre. En la orla de su vestidura había una campana y una granada; luego otra campana y otra granada. Los que se levantaron con Jesús elevaban su fe hacia él en el lugar santísimo, y rogaban: “Padre mío, danos tu Espíritu.” Entonces Jesús soplaba sobre ellos el Espíritu Santo. En ese aliento había luz, poder y mucho amor, gozo y paz. {PE 55.2}
Me di vuelta para mirar la compañía que seguía postrada delante del trono y no sabía que Jesús la había dejado. Satanás parecía estar al lado del trono, procurando llevar adelante la obra de Dios. Vi a la compañía alzar las miradas hacia el trono, y orar: “Padre, danos tu Espíritu.” Satanás soplaba entonces sobre ella una influencia impía; en ella había luz y mucho poder, pero nada de dulce amor, gozo ni paz. El objeto de Satanás era mantenerla engañada, arrastrarla hacia atrás y seducir a los hijos de Dios. {PE 55.3}

 

Si el enemigo puede hacer sufrir, es porque puede hacer sentir. Bueno o malo, no es confiable. Sensaciones hermosas o agradables influencian nuestros sentimientos, sensaciones dolorosas y angustiantes también influencian nuestros sentimientos. Job sufrió en mucha mayor medida a causa del dolor que sentía, e hizo declaraciones poderosas acerca de Dios. Job lo acusó de ser el que destruyó su vida, y eso persistió hasta que pudo confesar que realmente no sabía nada. No sabemos nada, hasta que vamos a la biblia. Ni los sentimientos de alegría, ni los sentimientos de angustia son confiables en nuestra experiencia con Dios. Lo único confiable es lo que encontremos escrito en su palabra.

Ser engañados en medio de una prueba, puede suceder, pero no es imposible triunfar. De hecho es fácil cuando nos despojamos de nosotros mismos y confiamos en las palabras de nuestro Padre, como hizo Jesús, y por eso fue posible para él obtener la victoria.